Gastronomía

La cocina de la provincia hunde sus raíces en la recia gastronomía rural y pastoril, propia de los cazadores y pastores trashumantes que poblaban la región y acostumbraban a afrontar climas duros y extremos mediante el consumo de los productos y materias primas que la tierra ofrecía. Su calidad ha sido siempre reconocida, destacada especialmente a través de las carnes de caza, como las perdices, y las carnes de cordero, tan típicas en toda la comunidad manchega. Recetas como el famoso “Morteruelo”, a base de hígado de cerdo, carne de gallina o caza, nueces, clavo y canela, los “Zarajos”, tripas cordero lavadas y sazonadas que se entrelazan alrededor de un sarmiento y se asan en las ascuas,  u otras como el “Ajoarriero”, a base de bacalao y ajos (famoso y con Denominación de Origen el ajo de Las Pedroñeras), o las “Migas”, son claros exponentes de la esencia de esta gastronomía tradicional. Además de ello, las truchas, abundan en los ríos de la Serranía, así como el cerdo, liebres, conejo, venado, jabalí…Los pastos de la provincia alimentan a las ovejas que aportan un excelente queso, entre ellos el reconocido y afamado queso manchego, que suele hacerse en otoño e invierno, pues la leche es de mejor calidad y se degusta fresco o curado, en aceite o natural, bien en aperitivo o en postre acompañado con uvas o miel. No solo quesos sino innumerables dulces podemos encontrar entre los postres típicos de la provincia. Todos ellos acompañados por el «Resolí» licor digestivo compuesto por aguardiente de la sierra, café, esencia de naranja, azúcar y canela. Además, la provincia produce excelentes vinos de denominaciones de origen como La Mancha, Uclés o Ribera del Júcar con blancos y tintos muy interesantes.

No hay ocasión mejor que la degustación de la mejor gastronomía conquense a lo largo de los días en los que transcurren las fiestas de San Mateo de la capital. Con motivo de la rememoración de la conquista de Cuenca por Alfonso VIII de Castilla, las peñas llenan las calles del casco antiguo de la ciudad de colorido, música y la tradicional «zurra» para acompañar los productos conquenses, bebida hecha a base de vino, frutas y otros secretos.  Durante la época de Cuaresma y con la llegada de las fiestas de Semana Santa el protagonismo de la carne desaparece y abunda la oferta de potajes, garbanzadas de bacalao y espinacas, las judías blancas o las patatas al Ajovirón, dando un giro temporal a la gastronomía más tradicional. Las truchas, también adquieren protagonismo con la llegada de esta época.